La mujer
de blanco
Las fantásticas y
escalofriantes historias de las viudas, las mujeres de blanco, las novias se escuchan en casi todo el mundo, la
forma como han sido trasmitidas esas leyendas hacen pensar que pareciera
verdad, incluso han sido llevadas hasta la televisión. El pueblo de Frías fue
escenario de algo parecido, hace muchos años atrás, cuando el pueblo todavía se
alumbraba con mechones, velas y petromax, debido a que la luz de la
hidroeléctrica funcionaba de manera temporal. En las solitarias y frías noches, cuando la neblina cubría
parte de las calles del pueblo, las luciérnagas hacian delirar y temblar a
cualquier parroquiano que cegado por algunas copas de licor, imaginaban el
bulto negro que deja en su prender y apagar. Es el muerto dicen muy asustados.
En una de esas incontables noches varias personas pregonaban haber visto
aparecer a una mujer vestida de blanco, con la mirada hacia el suelo, pelo
largo y que empezaba a recorrer parte del pueblo. Decían que la encontraban parada en la puerta de lo que
hoy es el templo “San Andrés”, de pronto se elevaba como si estuviera volando y
recorría la plazuela siguiendo su trayecto hacia las instalaciones del viejo
palacio municipal, que en ese tiempo se denominaba cabildo y que estaba
construido de madera, adobe y algunas partes de concreto y que sirvió a la
hacienda como lugar para ubicar el cepo y poder castigar a los peones que no
aportaban a los terratenientes.
Son muchas versiones que
se han transmitido sobre aquel insólito suceso. Cuentan que en una ocasión un empleado, que en aquellos tiempos cuidaba
el longevo local del municipio, antiguamente el cabildo, junto con su hijo en
una noche solitaria escuchó pasos muy fuertes
y bien marcados que recorrían el piso de madera. Los asustados vigilantes, pensando
que eran ladrones, con mucho temor se arrimaron en una de las paredes de madera.
Disimuladamente alcanzaron a ver que una mujer que recorría los pasadizos yendo
y viniendo y de pronto desaparecía. Las mentes de los infortunados guardianes
yacían en un manto de temor y hacía que su cuerpo se les pusiera como piel de
gallina. Ellos muy asustados corrieron donde sus familiares a contar lo
sucedido.
En otra oportunidad,
cuentan que un ex alcalde, ya encomendado en la gloria del Señor,
al promediar las seis de la tarde, la neblina no dejaba ver más allá de
nuestra nariz y el frío inmenso invitaba a cobijarse más, cuando ya culminaba
su ardua labor despidió a su secretaria de cabecera y pidió que dejara cerrando
que ya regresaría, entonces saliendo de la puerta pasando por el antiguo puente
que unía con la plaza vio pasar una señora cabeza baja, él la saludó pero se extrañó al ver que la
mujer ni siquiera le contestó, regreso a
mirarla y vio que ella se dirigía a la oficina donde atendía la secretaria. Él
se regresó para averiguar quién era preguntándole a la secretaria donde estaba
la mujer ,la cual le contesto que ella no había visto entrar a nadie, el jefe
edil le replicó que clarito había visto entrar a una mujer, resaltando que él
no estaba loco ni borracho.
Así varias personas se han
encontrado con misteriosos casos. En las sólidas noches la gente recuerda
aquellos relatos y caminan con mucho cuidado acompañados, otros no se
emborrachan y van a su casa antes de la media noche.
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