El
jardín Encantado del Cerro Huamingas
Bajo los poderes de los inmensos
y poderosos cerros guardianes se tejen muchas historias fascinantes. Todavía
cuentan que por aquellos “apus” misteriosos deambulan y moran espíritus
malignos y encantadores de los gentiles, aquellos que ofrendaron sus vidas y
sus tesoros a las montañas que tenían
por dioses y que en pago al poder sobre
natural que dotaron a sus antiguos caciques y jefes curacas. Aquellos
patriarcas que valiéndose de su hechicería lograron conducir por el camino del
bien a sus subordinados. Poderosos cerros que imponen más que temor, un enorme
respeto y adoración. Los encantos que irradian cada uno de las elevaciones
rocosas se han enraizado en las memorias de más de un poblador.
- ¡Hay que pagarle a esa huaca, ese
cerro es bravo, ya ha encantado a varios, otras personas las han encontrado
votando espuma por la boca- dicen que son los espíritus de los gentiles que
cuidan celosamente los tesoros los espanta fierísimo y que poco a poco los va
consumiendo y los va matando! Así decían nuestros antiguos y
aún siguen contando la gente
supersticiosa de aquellos lugares sagrados que en un tiempo atrás, para
nuestros antepasados, fueron sus dioses protectores. El hombre fiel a la madre
tierra, diariamente con esfuerzo y trabajo
logra extraer el fruto de sus entrañas, así mismo creyente en el enorme
poder que guardan los cerros o “apus”, se inclina pagándole y a la vez respetando a los grandes
espíritus que por allí moran.
Desafiando los espíritus de las
montañas, un grupo de jóvenes deciden escalar al poderoso cerro huamingas,
lugar famoso por su difícil acceso a la cima,
por las rocas enormes con que cuenta sus faldas y que en tiempos
anteriores fue utilizado por los
valientes huaminkas como
fortaleza militar para defenderse de sus enemigos, así mismo posteriormente fue guarida de las famosas “
montoneras” , grupo de valientes hombres que lucharon por defender los derechos
del campesinado y sirvieron como resistencia frente a la invasión chilena en
tierras frianas. Varios muchachos ansiosos y deseosos de escalar la parte alta
del cerro avanzaban sudorosos llevando en su mente un único objetivo la de
llegar a la cúspide y constatar lo que la gente decía sobre aquella
fortaleza.
En ese grupo de jóvenes había dos
muchachos que se caracterizaban por sus habilidades motrices sorprendentes,
tenían una capacidad de velocidad y resistencia envidiable, de la cual
quisieron probarla cuan cierto era. Entre ellos surgió la idea de competir y
ver cuál era el mejor, proponiendo quien llegaría primero a la copa de la
fortaleza. Cuentan que uno de ellos tomo la delantera, avanzando muy rápido de
manera sorprendente, como ayudado por una fuerza extraña. El segundo muchacho
quedó atrás sentándose a descansar,
aprovechando para esperar a sus demás compañeros, después de varios minutos, al verlos les conto la
apuesta que habían hecho. El muchacho por varios minutos no aparecía y sus
amigos deciden ir en busca de él, el cual lo encontraron desmayado tirado en el suelo botando espuma por la
boca. Sus compañeros lo llevaron al pueblo, pero por el camino iba disvariando
en sus ideas, le dieron varios remedios, incluso llevaron algunos “curiosos”
para que lo cure del susto pero no lograron volverlo a la normalidad.
Dice la gente que este muchacho
desde ese momento cambio rotundamente su vida, él vivía enfermo siempre, las
habilidades de buen deportista las perdió, incluso poco a poco fue perdiendo la
razón Algunas personas cuentan que fue
obra y castigo del cerro. La leyenda cuenta
que en la cima del cerro Huamingas existe un hermoso jardín encantado con
flores exuberantes, de diversos y raros colores, muy bellas y que aquel que lo
llegue a ver quedará encantado. Otros explican este hecho que existe algún
enorme tesoro dejado por nuestros antiguos y que los espíritus lo cuidan
celosamente. Personas más supersticiosas dicen que para entrar a este cerro se
le debe pagar a los espíritus guardianes con tabaco, flores, comida, entre
otras cosas y así de esta manera puedan conceder el permiso y no les suceda
nada malo. Los muchachos al no haber hecho el ritual al cerro uno de ellos fue
castigado.
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